ESPIANDO A UNA PIBITA EN LA PLAYA

Estaba en un puesto elevado oteando la playa cuando vio llegar a aquella morenaza. Ya no miró a ningún lado más. La vió quitarse la camiseta, bajarse los pantaloncitos, irse un momento a probar el agua y, luego, estirarse en la toalla, ponerse bronceador y empezar a tomar el sol. Lo cierto es que le sonaba bastante y, al final se acercó. Era Mandy, una amiga a la que hacía unos meses que no veía. Al parecer Mandy solo había venido un rato porque luego tenía que irse a trabajar y con el coche estropeado debía pillar el autobús. Entonces él se ofreció a llevarla al trabajo. Y cuando fueron a su casa a que se cambiara, la cosa empezó a ponerse calentita. Parecía que Mandy aún tenía tiempo de uno rapidito antes de ir a currar.